Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 1 de diciembre del 2002


EVITAR EL BAÑO DE SANGRE EN VENEZUELA

Por Hernán Maldonado


El gobierno y la oposición en Venezuela terminaron de contar sus cañones y desde este lunes entran a lo que parece ser la batalla final en medio de una honda preocupación hemisférica.

El influyente The Washington Post, en una dramática exhortación de última hora, pidio en un editorial una urgente intervención para evitar una desastrosa guerra civil.

El secretario general de la OEA, César Gaviria, con el apoyo de la mayoría de las cancillerias del continente, procuraba hasta el último momento apagar la mecha del barril de pólvora en una Mesa de Negociaciones y Acuerdos donde los sordos son la mayoría.

Habrá que esperar que la exhortación del Post no sea para una intervención del tipo que se produjo en los años 60 en República Dominicana o más recientemente en Grenada y Panamá.

El extremo de esa eventual intervención la darán los acontecimientos que se desarrollen esta semana en la atribulada Venezuela, con una huelga general cuyo fin es la salida del poder del presidente Hugo Chávez Frías.

El gobierno luce débil pero cuenta con cuadros civiles organizados dispuestos a dar la pelea hasta el final. El propio Chávez ha dicho que no le ocurrirá lo que al presidente chileno Salvador Allende.

Pero hay enormes dudas sobre el grado de respaldo que él pueda tener en las politizadas fuerzas armadas. El ex embajador de Venezuela en Bolivia, general Gonzalo García, un militar disidente, estima que 3 por ciento de sus colegas es chavista y otro 3 por ciento antichavista.

Califica al 94 por ciento restante de institucionalista. Ese sector mayoritario, en el caso de que las papas quemen, será el que incline el fiel de la balanza.

Para el gobierno el paro de la Coordinadora Democrática, donde convergen empresarios, trabajadores, partidos politicos y ONG's, es golpista y se apresta a hacerle frente "en el terreno que sea", según el vicepresidente José Vicente Rangel.

La Coordinadora, considera que el gobierno ya dio el autogolpe al haber militarizado Caracas, haber intervenido la Policía Metropolitana, al manipular o desconocer resoluciones del Consejo Nacional Electoral, de la Corte Suprema de Justicia y al tener como a peleles al Fiscal General de la Nación y al Defensor del Pueblo.

Los opositores, en prueba de que no están detrás de un golpe de Estado, han aislado paulatinamente a los generales y almirantes disidentes que se atrincheraron en la Plaza Altamira desde hace 5 semanas desde donde, "sin más armas que la voz de sus conciencias", piden la renuncia de Chávez.

Y Chávez no sólo ha dicho que no renunciará ni aunque se lo pida el 90 por ciento de los venezolanos, sino que aspira a mantenerse en el poder hasta el 2021. Es decir que estamos ante el niño que es llorón y el padre que lo pellizca...

En este ambiente es que se llega a la que se estima es la confrontación final. Fracasa la huelga y Chávez mete en cintura a la oposición, o el paro tiene éxito y Chávez tiene que irse.

En uno y otro caso, quiéranlo o no la Coordinadora y el gobierno, el árbitro supremo será la fuerza armada y es ante este sombrio panorama que se inscribe el llamado del Post para evitar una baño de sangre.





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