Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 8 de agosto del 2004


VENEZUELA NO SERA LA MISMA

Por Hernán Maldonado

Sea cual sea el resultado del referendo que se realizará el próximo domingo, Venezuela no será la misma. Para utilizar una expresión muy venezolana, podría decirse que la patria del Libertador "llegó al llegadero".

Alrededor de 14 millones de votantes decidirán este 15 de agosto si el presidente Hugo Chávez Frías debe dejar el cargo inmediatamente, o terminar su periodo el 2007.

El proceso es inédito en Sudamérica y se inscribe en un mandato de la Constitución Bolivariana, redactada a instancias del propio Chávez en sus momentos de gloria, cuando tenía el 80 por ciento del apoyo ciudadano.

Se basa en el principio de que los votantes pueden revocar a un mal funcionario a la mitad del periodo para el que fue elegido. Para ello los ciudadanos deben reunir un 20 por ciento de firmas que le dieron el triunfo.

Fracasado el fugaz golpe de estado que derrocó a Chávez en abril del 2002 y la colosal huelga nacional de dos meses a fines del mismo año, la oposición echó mano del recurso del referendo. Para lograr su convocatoria debió superar enormes obstáculos.

El Consejo Nacional Electoral (CNE), con tres de sus cinco miembros prochavistas, hizo lo imposible para frustar el referendo. El gobierno apeló a las más bajas artes para impedir que los votantes acudieran a las urnas apelando, inclusive, al despido de miles de empleados públicos.

Cuando se hubo reunido las suficientes firmas, el CNE invalidó un millón de ellas y pidió que los interesados la refrendarán en un proceso llamado de "reparación". Aun así, los venezolanos lograron sumar los 2.4 millones de firmas necesarias.

En seguida el régimen inicio una campaña multimillonaria de propaganda. Los fondos de la venta del petróleo que deben ingresar al tesoro vía Banco Central, fueron asignados directamente al ejecutivo.

Con esa catarata de casi 600 millones de dólares, Chávez empezó su campaña para lo que llama "ratificatorio", olvidándose de que se trata de un revocatorio, como el mismo lo ideó y lo plasmó en la Constitución.

Los ríos de billetes en las calles han hecho que el gobierno haya ascendido en las encuestas de un 20 por ciento a un 43 por ciento, contra el 50 por ciento de la oposición. Hay otras encuestas que señalan inclusive un 50-50 por ciento.

Pero ese empate técnico sería engañoso. Porque ¿qué responde un venezolano cuando le preguntan por quién votará, si con ello corre el riesgo de perder su empleo, su libreta de racionamiento, la beca de su hijo, el sueldo de la jubilación o la atención en un hospital?

En el cuarto de votación, a oscuras y sólo con su conciencia, el venezolano decidirá. No es la primera vez que trata de comprarse descaradamente su voto. Ocurrió en 1978 cuando Carlos Andrés Pérez puso en el bolsillo de millones de venezolanos dineros al por mayor para que votaran por su candidato Luis Piñerúa Ordaz.

La gente que vió en el quinquenio perecista tanta corrupción recibió el dinero pero votó por el opositor Luis Herrera Campíns. ¿Ocurrirá esta vez lo mismo?

Para el referendo del domingo el CNE ha puesto otra serie de trabas como para desanimar a los electores de acudir a las urnas. La más infame es la innovación del uso de una máquina "cazahuellas" dactilares. La tinta indeleble era un recurso más fácil y eficaz para evitar la doble votación.

Esa máquina, que nunca ha sido probada en ninguna parte del mundo, lo que hará es retrasar la votación. Miles podrían aburrirse de las largas esperas en las colas.

Pero no solamente eso, sino que el CNE, con sus "técnicos" manipuladores, logró que Juan Pérez, que vive en Chacao y que siempre votó en Chacao, ahora aparece en el registro electoral programado para votar en un barrio lejano y hasta en otra ciudad.

Los miles de venezolanos en el extranjero, según los sabios del CNE, ahora no sólo deberán mostrar sus cédulas de identidad y su registro electoral, sino también demostrar que viven legalmente en el país donde se encuentran.

Pero a pesar de esta sarta de canalladas, la oposición resolvió acudir a las urnas sobreponiendose a sus ultras que creen que la única forma de sacar a Chávez del poder es a patadas.

En el otro lado se piensa de la misma manera. Los radicales creen una imbecilidad haber aceptado el referendo y sostienen que la forma más eficaz de profundizar la revolución bolivariana es aplastando a la oposición, no en las urnas, sino en la calle.

Por eso es posible afirmar que Venezuela, llegó al llegadero. Después del domingo habrá otro país. Venezuela ¿pertenecerá a los violentos o a los demócratas?"





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