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Domingo 5 de agosto 2012


LA GUERRA POR LA GORRA

Por Hernán Maldonado

En Venezuela "la guerra por la gorra" cobra intensidad minuto a minuto. Hasta ahora la sangre no ha llegado al río pero, como están las cosas, uno nunca sabe cuál será el desenlace.

Hugo Chávez, candidato a la reelección, está iracundo porque su rival para los comicios presidenciales del 7 de octubre, crece en el fervor popular y el oficialismo busca cualquier zancadilla para hacerle caer.

Henrique Capriles se ha comparado a sí mismo con el "correcaminos" de la popular historieta que siempre se sale con la suya ante el acoso del "coyote".

Mientras Chávez, debido al cáncer que padece, hace principalmente su campaña por TV, Capriles recorre casa por casa hasta por los más apartados rincones de Venezuela.

A puro pulmón el candidato de la oposición recorrió en julio 120 pueblos y municipios. En todas partes es recibido con esperanza, porque le resulta sencillo demostrar que el gobierno ha hecho poco o nada en 14 años.

Chávez ha rechazado debatir porque asegura que Capriles es "la nada" y porque no está a su altura intelectual, pese a que está demostrado que tuvo enormes problemas para aprobar el curso de Estado Mayor, mientras Capriles es abogado y posee inclusive una maestría.

Aunque está prohibido, Chávez empapeló los edificios públicos con fotos de cuando estaba saludable. Ilegalmente usa bienes públicos para su campaña y encadena al país hasta por motivos baladíes.

Su principal lema de campaña es un corazón con la bandera venezolana y acude a los cuarteles para discursos nada institucionales, sino de campaña política.

A su gusto y sabor insulta y califica a su adversario como el "candidato de la oligarquía, del Imperio y los apátridas", aunque él mismo se permite intercalar sus discursos con "Vivas a Fidel (Castro) y Cuba".

Chávez se cansó de manosear los símbolos nacionales y hasta desenterró a Simón Bolívar en su demencial teoría de demostrar que el héroe fue asesinado por la oligarquía colombiana hace 200 años.

Ahora, sin embargo, se le ha ocurrido que Capriles irrespeta la bandera nacional al ponerse una gorra con esos colores y el Consejo Nacional Electoral, que es su ministerio de elecciones, se lo ha prohibido.

Capriles sostiene que no viola la ley porque la gorra no es ninguna propaganda electoral, como lo es el "corazón tricolor" del chavismo. Anunció valientemente que seguirá usándola.

Chávez taimadamente dice que si el CNE le pide que no use el "corazón", respetará esa decisión. Pero al mismo tiempo afirma que nadie le impedirá usar las cadenas de radio y TV "para informar de su labor de gobierno".

Los seguidores de Capriles, por lo pronto, decidieron usar masivamente las gorras, y no sólo en las calles, sino en las redes sociales como su avatar con un desafío implícito a Chávez: "Ven y ¡quítamela!" Amanecerá y veremos.