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Lunes 2 de diciembre del 2013


VENEZUELA ELIGE SU DESTINO

Por Hernán Maldonado

Las desigualdades sociales no eran desconocidas en Venezuela. Desde siempre, los ricos se hacían más ricos y los pobres se hacían más pobres. En los 40 años de la democracia los sucesivos gobiernos trataron de que esas brechas se cerraran.

Los precios del petróleo, de 1958 a 1998, hicieron que la clase media se beneficiara con los bajos precios de los combustibles, cuyos subsidios alcanzaban a los más pobres, a la vez, con rebajadas a los artículos básicos de subsistencia.

Jamás en esos 40 años, como ocurre ahora, la gente hacía colas interminables para comprar un litro de leche, aceite, un kilo de harina pan, azúcar, café, arroz. El país se autoabastecía de productos agropecuarios. Nunca faltaron repuestos de automóviles ni medicinas.

Cuando se cuadruplicaron los precios del petróleo en la primera mitad de los 70, Venezuela se dio el lujo de enviar a miles de estudiantes a las mejores universidades del mundo a seguir cursos de especialización y de postgrado.

La corrupción arruinó al país haciendo que se notara más dramáticamente la brecha entre ricos y pobres. La inseguridad hizo que el país contabilizara anualmente hasta 4.500 asesinatos (Este año la cifra será 24.000). La especulación por el ansia de volverse ricos de la noche a la mañana no conoció límites.

En ese clima de descomposición política el país reclamaba una mano firme que impusiera orden y se encontró con un oscuro militar de habilidades histriónicas y fácil verbo. Hugo Chávez, que ni siquiera aprobó un curso de Estado Mayor y que falló las dos veces que quiso apoderarse del gobierno por la fuerza, al fin lo logró con el voto ciudadano.

El gran Gabriel García Márquez, en un vuelo de La Habana a Caracas escribió que, tras charlar con el militar, no sabía si lo había hecho con el hombre que redimiría Venezuela de sus males o con un déspota más. Fue lo segundo.

Cuando subió al poder en 1999, Chávez halló que el barril de petróleo se vendía a $12 y a mediados del 2005 ya estaba en los $100. Con esos fabulosos ingresos, el caudillo militar compró lealtades y votos y apareció como el redentor de los pobres. Exportó a realazo limpio su "revolución bolivariana" y con su Socialismo del Siglo XXI destruyó el aparato productivo venezolano.

A los pobres los convirtió en mendigos y aún hoy con el barril de petróleo a $100 sus herederos son incapaces de sostener la economía estatal. Ni siquiera con los fabulosos préstamos chinos que superan los $40.000 millones, porque simplemente el país no produce y debe comprar el 70% de lo que consume.

De cara a las elecciones municipales del 8 de diciembre, el régimen está tirando la casa por la ventana al ordenar saqueos de comercios, bajar los precios de los alquileres a sumas irrisorias y hacer que todo se venda al cambio del dólar oficial de 6.30 bolívares, cuando en el paralelo ya pasa de los 60 bolívares.

El país vive ya la etapa de la Cuba de los años 60 y éste 8 de diciembre los venezolanos decidirán si avanza el comunismo o si por el contrario quieren vivir en democracia. Amanecerá y veremos.