Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 22 de abril del 2001


EL SALTO AL VACIO

Por Hernán Maldonado


Felipe “El Mallcu” Quispe promete entrar triunfante al Palacio de Gobierno dentro de 90 días para proclamar al “Primer Estado Indígena” del continente.
Si con el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada los bolivianos estábamos al borde del abismo, con el actual, de Hugo Bánzer Suárez, hemos dado un paso al frente. Estamos en el fondo y lo peor de todo es que no hay manera fácil de salir de allí y mucho menos en medio de aprontes de guerra, de hoscas recriminaciones, de odios profundos.

Estos días nadie duerme tranquilo en el país. El gobierno incapaz se tambalea ante la colosal crisis política, económica y social que se ha abatido como una plaga siniestra y que amenaza, no sólo con acortarle el periodo al ex dictador, sino con destruir al actual Estado tal como lo conocemos.

La burguesía agroindustrial cruceña, que no está dispuesta a tolerar otros bloqueos de caminos como los ocurridos en abril y septiembre del año pasado, encubre los afanes de individuos con mentalidad secesionista que bajo el sofisma de la “nación camba” tratan de repetir episodios que se creían superados y que hace 50 años ya amenazaron nuestra integridad territorial.

En el otro lado, Felipe “El Mallcu” Quispe promete entrar triunfante al Palacio de Gobierno dentro de 90 días para proclamar al “Primer Estado Indígena” del continente. Quispe pareciera que habla en serio, inclusive cuando en Pucarani despotricó contra los símbolos nacionales al prometernos la fundación de la República del Kollasuyo, completamente aymara.

El otro dirigente campesino, Evo Morales, amenaza con “incendiar La Paz”, tras las “heroicas” jornadas del año pasado en el Chapare donde fueron asesinados (y algunos desaparecidos hasta el día de hoy) a sangre fría una media docena de civiles, policías y militares.

Ambos líderes, que personalmente mantienen antagonismos irreconciliables, coinciden en que hasta el 1 de mayo, so pena de decretar otro bloqueo de caminos, el gobierno debe anular la Ley 1008 (que sanciona los delitos relacionados al narcotráfico) el Decreto 21060, que estabilizó la economía nacional, la Ley de Capitalización y piden la re-estatización de las empresas privatizadas y otra serie de exigencias imposibles de cumplir a menos que se construya otro país distinto al actual.

Los policías, cuyos altos mandos están enfrascados en un sorda pugna política que incluye a su comandante fotografiado jurando lealtad al partido de Bánzer Suárez y la formación de un partido político con un programa fascista, no son ninguna garantía de responder con eficiencia si acaso el gobierno les pide resguardar el orden público. Ya ocurrió el año pasado, cuando chantajearon y lograron un aumento de sueldos antes de salir de sus cuarteles.

Su desprestigio profesional es tan brutal, que nadie parece tomarlos en cuenta y por eso la insólita proliferación de linchamientos de delincuentes en Cochabamba. De paso esta odiosa y selvática justicia expeditiva habla a gritos de la inoperancia de nuestros tribunales; de la lenidad, incapacidad de jueces y fiscales. De la pobredumbre de nuestra justicia.

Los militares están de observadores, pero a muchos de ellos ya les ha llegado hasta la coronilla los desplantes de los que quieren balcanizar el país. Los están provocando como lo hicieron los miembros de la tristemente célebre Asamblea del Pueblo de los años 70. El comandante de la 7ma. División ya nos ha hecho temblar diciéndonos el pasado fin de semana que sus hombres responderán “bala por bala” a las agresiones que sufren de francotiradores en el Chapare.

Los que pueden han empezado a abastecerse en las ciudades y el miedo ha llegado hasta los 70 hombres del Cuerpo de Paz que mantiene Estados Unidos en Bolivia. El grupo fue enviado de urgencia a Tarija, en tanto se realizaba un belicoso congreso campesino en La Paz y columnas de campesinos procedentes del trópico cochabambino y del norte de La Paz se enrumban hacia la capital con sus demandas.

El principal partido de oposición, el MNR, acaba de pedir la renuncia de Bánzer Suárez poniéndole la guinda a la torta. El eventual favorecido, el vicepresidente Jorge Quiroga, rechazó el planteamiento con duros términos. ¿Pero que fuerza moral tiene ya este gobierno para hacer o decir nada, si no puede poner orden ni siquiera en la coalición que lo sustenta?

Lo peor de todo es que la renuncia de Bánzer, que la planteé hace un año (Váyase mi general. 15 Marzo 2000) ahora no tiene sentido práctico porque ninguno de los males que nos aquejan se arreglará de aquí a las próximas elecciones del 2002. El MNR decidió quemar su último cartucho, porque con un cambio de timón cree que podría revertirse el nauseabundo cuoteo de las cortes departamentales electorales que amenaza con hacerle perder la elecciones.

En el fondo, el resto de los males por los que atraviesa el país, se mantendrá incólume. Nuestros problemas son estructurales. La solución de esos males no pasa en este momento por el cambio de hombres en la función pública, sino de un replanteo general que nos permitiría reviabilizar el país. No veo que ningún partido político, ningún líder sepa lo que hay que hacer de cara al futuro. Es en estas aciagas horas en que uno se pregunta ¿por qué se murieron René Zabaleta Mercado, Sergio Almaraz?; ¿por qué mataron a Marcelo Quiroga Santa Cruz?





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