Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 4 de julio del 2004


"TURISTAS ¡GO HOME!"

Por Hernán Maldonado

No se sabe cuándo empezó a dispararse, pero el "arma" de bloquear caminos hiere de muerte al turismo en Bolivia. Una fuente de mano de obra, servicios e ingresos en divisas se marchita.

Un reciente informe oficial da cuenta que las cifras se mantienen en los parámetros normales, pero eso no es lo que comprueba el sector en sus cajas registradoras.

A pesar de tener incontables atracciones turísticas de primer nivel, Bolivia no explota como debiera "la industria de la chimenea blanca". Es más, parece que la consigna fuera "¡turistas go home!" o "no vuelvan más".

Y conste que Bolivia, con una buena infraestructura hotelera, especialmente en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba no recibe propiamente a turistas de alto nivel económico. Los más, como puede verse en Tiquina o por las calles Sagárnaga, Linares e Illampu en La Paz, son los denominados "mochileros".

Es decir, son esos jóvenes aventureros, principalmente europeos, que "turistean" con recursos que estiran al máximo.

Aun así, hasta hace relativamente poco - quizás hasta la nefasta "guerra del agua" - el sector turístico, especialmente en la zona andina, se mantenía en un ascenso pujante.

Después vinieron el "febrerazo" y el "octubre negro" del 2003 y entre medio las advertencias del Departamento de Estado a sus connacionales para que no osaran viajar a Bolivia, salvo casos de extrema necesidad.

Las alertas se dispararon cuando en octubre varios países, entre ellos, Chile, Brasil, y Alemania, enviaron aviones para repatriar a sus súbditos, especialmente a aquellos que estaban varados en El Alto, Cochabamba y La Paz.

A pesar de nuestras recurrentes crisis políticas, un sitio que parecía mantenerse ajeno era el Salar de Uyuni. Las grandes atracciones de las Lagunas Colorada y Verde, del inmenso oceáno que es el salar mismo, se complementaban con los dos hoteles de sal.

Pero la malsana competencia, aderezada con sórdidos intereses políticos acabaron por cerrar esos hoteles y el organizado turismo a Uyuni languidece.

En realidad, languidece del lado nuestro, porque según recientes informes de un comité potosino, está floreciente del lado chileno, porque los turistas prefieren llegar al salar desde allí.

Un buen amigo mio cree que nosotros mismos somos los que matamos al turismo. Me refirió que hace un mes se acercó a la estación ferroviaria de Oruro para adquirir boletos para Uyuni. La empleada ni siquiera lo miró y le dijo el manoseado "vuélvase mañana".

Ocurre que los pasajes sólo se venden el día que hay tren. Y ese día hay que madrugar para estar en los primeros puestos de la cola.

Mi amigo, que ya tenía encima el disgusto de haber sufrido un bloqueo en la ruta a Cochabamba, recordó con humor: "Menos mal que los contratiempos lo olvidamos en la noche con unas riquísimas colitas de cordero".

Luego me preguntó ¿cuán difícil es organizar en Bolivia la venta anticipada de boletos en un transporte público?





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