Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




Regreso al comienzo




Gracias por
firmar el libro
de visitas




Artículo
anterior






Foro




Libros




CHAT ROOM
Tema Libre

Sábado 30 de abril del 2005


LA REVOLUCION BONITA

Por Hernán Maldonado

Si hemos de hacer caso a los resultados de las más recientes encuestas en Venezuela, hemos de concluir que hay un 40 por ciento de seguidores del presidente Hugo Chávez y su revolución bonita, un 40 por ciento de opositores y un 20 por ciento de los "ni-ni", es decir de los que no están con unos ni con los otros.

Debo admitir que un 40 por ciento de respaldo a un gobernante con más de seis años en el poder, en medio de una pobreza galopante, es una cifra colosal. Quizás por esto es que Chávez vocifera que gobernará hasta el 2021.

La "revolución bonita", como llama Chávez al proceso que encabeza, ha convertido a los pobres venezolanos en mendigos y estos parecen felices. Parece ilógico e irracional que en las manifestaciones chavistas miles griten al unísono: "Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo" (me juego íntegro).

Cuando Chávez tomó el poder en 1999 el desempleo llegaba al 12 por ciento en una población de 25 millones de habitantes. Ahora está en el 16 por ciento, según cifras del propio gobierno. La oposición asegura que está en el orden del 20 por ciento.

El barril de petróleo costaba alrededor de 12 dólares, ahora anda por los 50. Como ningún gobierno anterior, el de Chávez ha recibido en los últimos años alrededor de 300.000 millones de dólares. ¿Dónde están esos reales?

Esa la pregunta de las 64.000 lochas (antigua moneda venezolana de 12,5 centavos). Porque con sumas infinitamente inferiores el dictador Marcos Pérez Jiménez construyó obras que hoy todavía le recuerdan como la autopista a la Guaira, el Helicoide, el hotel Humbolt en lo alto del Avila, el distribuidor de la Araña, etc.

Los gobiernos que le siguieron hicieron la Caracas moderna erizándola de edificios de apartamentos, los caminos rurales se convirtieron en carreteras o autopistas pavimentadas, se construyó la Cotamil, el Metro de Caracas, el segundo piso del viaducto Francisco de Miranda, se modernizó el aeropuerto Simón Bolívar, se inauguró la autopista regional del centro, etc.

La "revolución bonita" lo que hace es despilfarrar los chorros de dinero repartiéndolo al voleo. Dinero a manos llenas para los que plenan las plazas en manifestaciones progubernamentales. La propaganda oficial no conoce freno en sus gastos. Hasta hay un presupuesto de 600.000 dólares para pagar a periodistas que en el exterior resaltan los "logros" chavistas.

Sólo entre el 2004 y lo que va del 2005 se han realizado tres congresos de simpatizantes mundiales de la revolución chavista. Hace un mes 400 de ellos llegaron a Caracas con los gastos pagados.

En las calles de Caracas han proliferado los pordioseros. A uno le falta para la medicina, a otro para el pasaje del Metro. Los más son sinceros: "tírame algo para comer". Ahora abundan en los bocacalles los "comefuegos", los titiriteros, malabaristas y lavadores de parabrisas.

Y los borrachitos que diariamente, cerveza en mano, andan gritando en los barrios periféricos: "¡Viva Chávez!", siempre listos para ser convocados a cualquier manifestación frente al balcón del pueblo.

Es cierto que la IV República debió hacer más por los pobres. Pero lo que ha hecho la V República es prostituirlos. Los ha convertido en pedigüeños. Ha comprado su apoyo y tendrá ese respaldo mientras dure la bonanza petrolera, porque después... con Chávez o sin Chávez...

La Venezuela de hoy se asemeja a la familia pobre que de pronto recibe un cuantiosa herencia y en lugar de invertir, administrar bien y hacer rentable ese patrimonio, se dedica a comérselo en banquetes pantagruélicos, a malgastarlo, sin detenerse a pensar que el pan de hoy es el hambre de mañana.

¿Y donde está esa colosal oposición que vimos hasta el 15 de agosto del 2004?

Pienso que todavía queda algo de aquella, pero muchos han doblado las rodillas. Quizás la explicación es que Venezuela tradicionalmente es un país apostador, ya sea a las loterías, los bingos y casinos, legales e ilegales, y las carreras de caballos. Y al venezolano le gusta apostar a ganador y por ahora el ganador es Chávez.

Por eso vemos como esos empresarios que ayer nomás gritaban contra Chávez y aportaban dineros a la oposición, ahora se le acercan con la cola entre las piernas. Militares que creíamos de honor, ahora aparecen admitiendo que Chávez ganó el referendo el 15 de agosto y hasta los altivos que derrocaron brevemente a Chávez el 11 de abril del 2002 muestran sus rodillas gelatinosas.

La dirigencia política ha desaparecido al acaparar Chávez la suma de todos los poderes. Si no fuera por algunos militares clandestinos y un puñado de valientes periodistas, se diría inclusive que Chávez ya no tiene ninguna oposición y cumplirá su amenaza de eternizarse en el poder. Entre esas periodistas esta Patricia Poleo quien asegura que mientras ve con amargura que otras rodillas se doblan, siente que las suyas están más firmes y tan sólidas como su dignidad.

He tenido oportunidad de hablar con gente que dice no ser chavista, pero he visto que lo aplaude embobada apenas lo escucha hablar, porque quiéranlo o no sus opositores, Chávez pueda que sea un militarote ignorante en el arte de administrar un país, pero tiene la magia del flautista de Hammelin.

Chávez despotrica contra el Fondo Monetario Internacional y sus argumentos convencen a la audiencia. Lo irónico es que Venezuela es un puntual pagador de su deuda. Porque si Chávez fuera consecuente con sus palabras, haría lo que una vez hizo Alan García en Perú: No pagar ni un centavo de esa deuda.

Chávez se desgañita contra las multinacionales y el imperialismo norteamericano, pero esos "pulpos" han hecho y hacen los mejores negocios en Venezuela bajo su gobierno. De hecho, de los tres millones de barriles diarios que explota el país diariamente, el 63 por ciento lo hacen 24 compañias extranjeras.

Chávez acusa a Estados Unidos de injerencia en sus asuntos internos pero se olvida de que suspendió el envío de petróleo a República Dominicana hasta obligar a ese gobierno a expulsar de su suelo al exiliado expresidente Carlos Andrés Pérez.

Chávez acusa a Colombia de violar su soberania por la captura del narcoguerrillero Rodrigo Granda, pero permite que Cuba, so pretexto de la solidaridad internacionalista (solidaridad, pagada con 50.000 barriles de petróleo diarios a precios de gallina flaca), haya penetrado hasta en los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas.

Chávez causa un escándalo internacional diciendo que le gustaría bañarse en una playa boliviana sobre el Pacífico, pero al poco rato ofrece a Chile venderle gas y olvidándose de su deseo, propugna abiertamente la candidatura de José Miguel Insulza a la secretaria general de la OEA. Como se recordará, entre los chilenos de línea dura a las aspiraciones marítimas bolivianas, está justamente Insulza. Por esto, los bolivianos deberán olvidarse por lo menos unos buenos años que la OEA reverdezca su histórica resolución de 1979.

Ahora Chávez alista una milicia tarifada de 1.5 millones de reservistas para la eventual guerra asimétrica contra Estados Unidos, al que acusa de quererlo invadir "para apoderarse del petróleo", como si ya las grandes compañias norteamericanas no estuvieran aprovechándose de las gangas que les dio el chavismo en estos seis años, incluyendo las fases preoperativas en la rica faja bituminosa del Orinoco.

Pero nada de esto, ni las ruinas en que se desmorona Venezuela, le importan a los chavistas prebendalistas que asisten hoy al banquete petrolero, cada quien tratando de tomar su pan de cada día o de aprovecharse lo más que se pueda de la súbita riqueza.

En medio de toda esta colosal abundancia de dinero, existe una corrupción como no se ha visto jamás en Latinoamérica. Ya es historia vieja la del viceministro de comercio Jesús Bermúdez atrapado en Miami a fines del 2004 con 40.000 dólares en efectivo para hacer sus "compras navideñas" en una avioneta privada.

Lo más reciente es el caso de un hijito de un alto funcionario de PDVSA, el ente estatal petrolero, que acaba de matarse el pasado fin de semana junto con un compañero en Cayo Hueso, Florida, a bordo de un Lamborghini 2005 con un costo de 225.000 dólares.

Pero ante la "inminencia" de declararle la guerra asimétrica a Estados Unidos, yo me conformaria conque los venezolanos primero solucionaran el problema de las montañas de basura que "adornan" Caracas, taparan los huecos de las calles, resolvieran el problema del tránsito infernal y recogieran a los niños y jóvenes enfermos, menesterosos y drogadictos de las calles. Entonces quizás yo también gritaría: "¡Viva Chávez!"





!-- Piwik -->