La reelección de Evo Morales




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Domingo 29 de noviembre del 2009


LA REELECCION DE EVO MORALES

Por Hernán Maldonado

La suerte está echada. Nada impedirá que el domingo Evo Morales se una a Hugo Chávez y Rafael Correa como los presidentes bolivarianos reelegidos en cumplimiento de la meta a largo plazo del petrodictador venezolano de conformar un bloque político regional "antimperialista".

Hasta las encuestadoras menos serias le dan amplio favoritismo para imponerse. El "presidente indio" autocalificado líder de una "revolución del cambio y los pobres", ha realizado una multimillonaria campaña cuya práctica se creía desterrada en la política boliviana.

Quizás con la mitad de lo gastado, Morales pudo construir un hospital de 600 camas en Bolivia. Los recursos no son sólo del tesoro nacional, sino petrodólares chavistas. El petrodictador, como se sabe, logró que Ecuador y Bolivia cambin sus Constituciones para permitir reelecciones presidenciales.

Chávez, pese a la enorme repulsa popular aspira a lograr lo mismo en Nicaragua. En el único país donde salió con las tablas en la cabeza fue en Honduras. Los poderes Ejecutivo, Judicial, Electoral y las Fuerzas Armadas frenaron, aunque inconstitucionalmente, la grosera tentativa de Manuel Zelaya.

Morales, como Chávez en Venezuela, se compró el voto de las empobrecidas mayorías nacionales creando dádivas para escolares, embarazadas, ancianos, etc. No le importa que el pan para hoy sea el hambre de mañana. Gambetea la pobreza con sus bonos y otras políticas prebendalistas.

A ese enorme ejército de pobres poco le importa que Morales haya ahuyentado a la inversión extranjera, que haya puesto virtualmente en la bancarrota a la industria hidrocarburífera, que la política exterior pase por su peor hora, que la corrupción oficialista se pasee campante, que la inseguridad sienta sus reales o que se destruya el poder judicial.

A Morales le favorece también la terrible miopia de los opositores incapaces de unirse en un solo frente electoral. No lo dicen, pero a lo que apuestan es a un eventual traspié de Chávez que significará la automática caída de Morales porque simplemente se secará el pozo de petrodólares, con que compra consciencias, votos, radios, televisoras y periódicos.

Por si fuera poco, Morales cuenta con un "voto-masa". Como dueño y amo de los "movimientos sociales" es quien instruye cómo y por quien votar. Por esto no será raro ver votos unánimes por Morales en las comunidades indígenas del altiplano y los circuitos productores de coca.

Como Morales busca tener mayoría aplastante en el Parlamento, resulta sospechoso que entre 400.000 electores con inscripción irregular, el 33 por ciento de estos radique en Santa Cruz, bastión opositor al régimen. Y está también por aclararse cómo es que en menos de un año el Registro Electoral creció en un millón de votantes.

Pero no satisfecho con el despliegue multimillonario de su campaña, Morales mantiene en la cárcel a un candidato a la vicepresidencia desobedeciendo fallos de la Corte Electoral y la judicatura. Sus bandas armadas siembran la violencia en varias ciudades y opositores han sido vetados de entrar a distritos rurales altiplánicos. También ilegalmente impidió que el opositor Manfred Reyes Villas haga campaña en el exterior.

Este el gobierno que los bolivianos se aprestan a reelegir y que había asumido hace cuatro años prometiendo cambios, que sólo se ven en el bolsillo de sus principales caudillos y que inclusive tiene en la carcel a uno de sus principales líderes porque se hizo inocultable su corrupción.