Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Lunes 31 de diciembre del 2001


LA REBELION DE LAS MASAS

Por Hernán Maldonado


Las masas parecen estar cansadas de tanta mentira, corrupción, incapacidad e inmoralidad y por eso se rebelan, salen a las calles, cambian o quieren cambiar a sus gobernantes, consiguen la destitución de funcionarios en medio de sonoros cacerolazos y las muchedumbres turbulentas se expresan como saben hacerlo, con violencia.

Luis Recasens Siches, el eximio discípulo del gran José Ortega y Gasset (del que me presté el título) diría que en esta hora lo que hace falta es "la influencia que los líderes pueden ejercer para elevar el nivel moral de la acción" de esas muchedumbres. Ya lo decía el griego Ariosto: "se asegura que hay hombres que valen por 100; yo jamás he conocido que 100 hombres valgan por uno".

En momentos en que entramos a un nuevo año, por más optimistas que seamos, lo que veo son negros nubarrones que se ciernen sobre varios de nuestros países. Lo ocurrido últimamente en Argentina llama poderosamente la atención. El pueblo, sin ningún liderazgo, tomó la calle y forzó la renuncia de un presidente timorato e incapaz. Fue la rabia contenida de años de desempleo masivo, de hambre y desocupación que explotó incontenible.

Con Fernando de la Rúa se fue el superministro Domingo Cavallo, el arquitecto del edificio económico argentino de la última década, que ocupó el mismo puesto con el peronista Carlos Menem. Cuando se fueron los radicales, las muchedumbres acéfalas se mantuvieron espectantes ante el nuevo presidente Adolfo Rodríguez Saá.

A cinco días de haber asumido el cargo, la turbulencia social volvió a hacerse escuchar porque en el nuevo gobierno aparecían funcionarios cuestionados y con acusaciones de corrupción. Este domingo, el tambaleante régimen de Rodríguez Saa también cayó y el renunciante culpó a sus correligionarios peronistas de sabotearlo.

Ocurre que la Asamblea Legislativa designó a Rodríguez Saa por tres meses hasta que se elija un nuevo presidente que concluya el mandato de De la Rúa el 2003. Los peronistas discuten aún si el elegido debe ser por todo el periodo constitucional. El ex presidente Menem quiere que quien sea elegido en marzo sólo complete lo que le faltaba a De la Rúa y así él puede presentarse a la reelección el 2003. Antes no podría hacerlo porque se lo prohibe la Constitución.

O sea que antes de enfrentar el gran problema del hambre, el desempleo, la desocupación, la corrupción, etc, causantes de la caída de De la Rúa, el nuevo gobierno estaba empeñado en solucionar los problemas internos del peronismo y las apetencias de sus líderes. Es decir la mezquindad política en su máxima expresión. En ese contexto es que se produjo la renuncia de Rodríguez Saá y Argentina sigue siendo un caldero en ebullición.

En Venezuela, el 10 de diciembre, las muchedumbres no salieron a las calles. Se quedaron en sus casas siguiendo una orden de paro obrero-patronal y desde sus balcones o patios hicieron resonar sus cacerolas pidiéndole al presidente Hugo Chávez Frías que rectifique la línea socializante de su gobierno o que se vaya. El mandatario, que en tres años de gobierno ha perdido el 50 por ciento de su popularidad, mantiene su duelo verbal, por ahora, con la iglesia, los educadores, la empresa privada, los trabajadores y los medios de comunicación social. El 2002 es decisivo en Venezuela, aunque Chávez dice que en sus "Fuerzas Armadas Bolivarianas no hay un Pinochet".

En Bolivia ha sido tradicional que los años electorales posterguen para más después la resolución de graves conflictos sociales. Este no será el caso el 2002. Lo están diciendo las encuestas. Los candidatos con más probabilidades suman un 15 por ciento de las preferencias del electorado. Y es que tanto Gonzalo Sánchez de Lozada como Jaime Paz Zamora ya fueron presidentes tras prometer… lo que ahora vuelven a prometer. Los candidatos antisistemicos tampoco entusiasman. Empero no se ven, dirigiendo a las muchedumbres, esos líderes de los que nos hablaba Recasens Siches.

En Perú, como en Argentina, Venezuela y Bolivia y otros países, las muchedumbres no comen ya cuentos y quieren hechos y no palabras. Quizás eso explique el porqué el presidente Alejandro Toledo ha visto rebajada a un 30 por ciento la popularidad de 59 por ciento que acusaba en agosto, a sólo días de asumir el poder, tras ese desgobierno antisistémico de Alberto Fujimori-Vladimiro Montesinos.

Quisiera estar completamente equivocado en mi pesimismo. De todos modos, las preocupaciones expresadas sirven por lo menos para estar alertas. Me será grato admitir dentro de 365 días que estuve equivocado este 31 de diciembre del 2001 cuando vi esos negros nubarrones en Argentina, Bolivia, Perú y Venezuela, para citar sólo cuatro de los países de esta América morena.





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