Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 21 de octubre del 2007


EL PESIMISMO LATENTE

Por Hernán Maldonado

Los cuatro lectores que tengo, y la mayoría son mis amigos, me inundan con sus e-mails preguntándome porqué, como nunca antes, guardo silencio sobre nuestra selección de fútbol, siendo así que en 52 años de actividad periodística mayormente he escrito sobre deportes.

La verdad es que cansa escribir sobre lo mismo. He dicho y repito que no avanzaremos si seguimos con una dirigencia incapaz, feliz de verse el ombligo; con malos técnicos, con clubs sin divisiones inferiores, con autoridades que no construyen campos deportivos, etc.

Con la excepción del título sudamericano de 1963 y de esa pléyade que nos llevó al Mundial EEUU-1994, el fútbol boliviano nunca levantó seriamente cabeza. Recuerdo que en los momentos en que podíamos conformar un elenco competitivo, un dirigente de Bolívar, prefirió los intereses del club a los del seleccionado. Y la Federación Boliviana de Fútbol incurrió en error tras error en las contratación de técnicos, como la del argentino Héctor "Bambino" Veira al que se le pagó en vano 1.000 dólares al día (en un país donde la mayor parte de su población sobrevive diariamente con la milésima parte de esa suma) o la estúpida contratación del "chileno" Nelson Acosta, quien apenas pisó Bolivia dijo que sus jugadores son "unos buenos marineros" que "no dejarán que el barco se hunda". A parte de la frase, que podía interpretarse como un torpe sarcasmo en un país mediterráneo, el barco se hundió nomás.

La actual selección boliviana está en manos de un hombre que sabe de fútbol, Erwin "Platini" Sánchez, a quien entrevisté largamente para CNN cuando brillaba en Portugal. Pero una cosa es que haya sido un gran astro y otra que sea un buen entrenador. Alfredo Di Stefano fue incomparable en el Real Madrid pero como técnico fue poca cosa. Por el contrario Helenio Herrera nunca fue buen jugador, pero como DT llevó a los merengües españoles a cumbres inaccesibles.

Además los técnicos tienen que contar con materia prima y disponer de ella con mucha antelación a los encuentros oficiales (ese el éxito de Estados Unidos), algo que apenas necesitan los grandes, provistos de luminarias cotizadas en millones de dólares en el firmamento mundial.

En la última Copa América el equipo Bolivia, aunque no pasó a la segunda ronda, mostró un fútbol acopladito pero sin contundencia. Un fútbol hasta tres cuartos de cancha y nada más. Lo más significativo, para mi gusto, fue el buen trato a la pelota. Ya no se la regalaba fácilmente.

Esas buenas maneras se perdieron hasta el desespero en el primer encuentro eliminatorio ante Uruguay. Nos golearon 5-0 y pudo ser peor. Ante Colombia, empatamos en La Paz 0-0 un partido que lo pudimos perder.

Si tenemos en cuenta que ganando los partidos de local acumularíamos 27 puntos que nos garantizarian por lo menos el repechaje, el empate ante los cafeteros nos cae mal. Creo que estamos ante el peor comienzo en eliminatorias mundialistas y el panorama es negro de verdad.

Ciertamente desde el 14 de septiembre del 2003 no había vuelto a escribir de nuestra selección, porque casi nada ha cambiado desde entonces y tengo pocas esperanzas de que cambiará. Es más, ni haciendo más rituales tiahuanacotas le ganaremos a Argentina el 17 de noviembre. Sólo roguemos para que no se repita la masacre de Montevideo. ¡Ah! Y cuatro días después visitaremos a la ex Cenicienta Venezuela...

Los expertos de ESPN, FOX y otras cadenas deportivas nos asignan de antemano el último lugar para ir a Sudáfrica-2010. Dicen que los pesimistas no son sino optimistas bien informados. Amanecerá y veremos.





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