Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 27 de abril del 2003


LAS PALMERAS ESTAN DE DUELO

Por Hernán Maldonado

Cuando levanté el auricular, Luis Eduardo Soto, ese gran periodista chileno crítico de arte me dijo: "Hernán, Las Palmeras están de duelo". Sólo caí en cuenta de lo que se trataba cuando me dijo que había muerto Raúl Shaw Moreno.

Muy pocos artistas han cantado e internacionalizado ese tema del folclore nacional con la voz y el sentimiento que le ponía a cada una de sus notas el gran cantante orureño.

"...Ven que las palmeras saben de mi amor/Ven que mi alma ya no puede de dolor.../Con las palmeras he de vivir, con las palmeras yo he de morir..."

Pero Shaw Moreno aparentemente era más conocido en el exterior que en su propio país. Cuando murió recientemente en Buenos Aires, donde radicó los últimos 25 años de su vida, la noticia se supo inmediatamente en México y Estados Unidos a través de sus amigos y conocidos.

La Associated Press, desde La Paz, le dedicó apenas 225 palabras y otras agencias con corresponsales en Bolivia ni siquiera enviaron una línea sobre el artista que, como ningún otro, puso a Bolivia en el mapa mundial.

Pero la muerte de Shaw Moreno ocupó grandes espacios en la prensa de México, Chile, Estados Unidos, Venezuela. En todas partes se lo recordó como la primera voz de Los Panchos, el trio inmortal.

Cuando una semana después de su muerte sus restos llegaron a La Paz, ninguna autoridad de esos organismos que llamamos "culturales" apareció en el velatorio.

Felizmente la prensa nacional rindió tributo al cantante con reportajes sobre su dilatada carrera de 39 años en los escenarios mundiales, como miembro de trios, y excelso intérprete del bolero.

"Lo que pasa es que ya pertenecemos a otra época", dice "Lalo Soto", como le llamamos sus amigos, aludiendo a esa especie de olvido de las nuevas generaciones de artistas que ciertamente marcaron huella indeleble.

Yo no le creo. Lalo Soto sigue con entusiasmo las carreras de Ricky Martin, Chayanne, Luis Miguel, los de "ésta época", sin olvidar jamás a Lucho Gatica, Pedro Vargas o Shaw Moreno. Justamente a él le debo una exquisita colección de las mejores interpretaciones de este boliviano universal.

¿Por qué Shaw Moreno no regresó a vivir nunca al país? No hay duda que Bolivia estuvo siempre en su corazón y lo demostró en infinidad de veces.

Quizás empezó a alejarse dolido por un incidente ocurrido a fines de los 50 en Caracas. Actuaba en el Hotel Tamanaco y cuando el presentador le dijo que era mexicano, el cantante le aclaró que era boliviano, pero que no le molestaba en absoluto si lo consideraba mexicano.

Un chauvista boliviano, pasadito de tragos, se enojó y armó un pequeño alboroto en la sala. De ahí se regó entre la "bolivianidad caraqueña" la perversa versión de que Raúl "había negado su nacionalidad boliviana" tratando de ensombrecer su imagen y de causarle daño.

Shaw Moreno ya había dejado de ser propiedad exclusiva del país. Quizás pensando en eso, cuando grabó por última vez su colección de 30 éxitos originales, aparece en la portada del disco con un sombrero de huaso chileno, un poncho y una chuspa tan bolivianos como podrían serlo peruanos, ecuatorianos o colombianos, y unos pantalones y zapatos blancos muy caribeños.

Me acordé de esta portada cuando hace poco estuve en Caracas. En el enorme vestíbulo del Hotel Melia un pianista interpretaba Las Palmeras. Era un venezolano. De las 120 canciones de su repertorio, y sin partitura alguna, sólo de memoria tocaba el hermoso taquirari oriental.





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