Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 4 de marzo del 2007


BOLIVIA, CASI UNA MALA PALABRA

Por Hernán Maldonado

Caracas - Hace 30 años Piero puso a Caracas en el mapa mundial con su pegajosa melodia que invitaba a conocer la capital venezolana, descripta por el cantautor como una urbe donde el optimismo, el desprendimiento y la alegría eran el denominador común.

Todo eso quedó muy atrás. Los nervios están hoy crispados. La frustración es latente. Pese a la verborrea oficial de que Venezuela es un vaso de leche, la realidad muestra otra cosa. Deficiencia en los servicios, corrupción galopante, ineptitud funcionaria, desempleo, altos precios de los alimentos, pésimos servicios públicos.

Hace 33 años Carlos Andrés Pérez se congració con Bolivia regalándole un viejo barco que pocos años después entró en desuso en el Puerto de Rosario, Argentina. El gesto de Pérez, muy bien recibido en Bolivia, le causó una oleada de críticas en Venezuela, porque el Presidente dispuso de un bien público sin autorización del Congreso.

Alfredo Tarre Murzi, ex embajador en Trinidad y Tobago, encabezó la oleada de críticas, con indisimulados denuestos contra los bolivianos. Insinuó sarcásticamente que Bolivia, en retribución, regalaria a Venezuela llamas para mejorar el transporte público.

Así que ya pueden imaginarse cómo éstos días los venezolanos opositores al dadivoso Hugo Chávez se refieren a los gobernantes bolivianos y al país mismo. Bolivia es casi una mala palabra. Si creen que exagero, les invito a pasearse por las páginas de opinión de Noticiero Digital y Venezuela Digital, entre otras.

Simplemente no entienden cómo es que las calles y carreteras venezolanas se caen a pedazos y Chávez obsequia asfalto a Bolivia o como es que los pacientes deben llevarse insumos para ser atendidos en los hospitales, mientras "Don Regalón" da millones de dólares a los bolivianos.

Un famoso comentarista radial venezolano, cuya esposa lleva el nombre de Bolivia, solía ser muy respetuoso con el país. Hasta él ha cambiado. Con disimulo expresa su bronca por la petrochequera andante, cuya generosidad paradójicamente no aparece para paliar el desenfreno del hampa que ha cobrado en los últimos años la vida de casi 100.000 venezolanos.

Ahora es un cuento aquello de Piero de "caminando por Caracas, la gente me saludaba y andaba..." Claro, qué ánimo puede albergarse si se "nacionalizarán" hasta los abastos, como vocifera el "socialista" Chávez, o los sábados hay que despertarse a las cuatro de la mañana para hacer inmensas colas en los subsidiados mercados oficiales por un kilo de azúcar, un pollo, una docena de huevos, o un retazo de carne de res. Sí. Esto ocurre en el país que ha recibido en menos de 10 años casi 600.000 millones de dólares por su oro negro.

Esta es la revolución bolivariana de principios del 2007 que al grito de "Patria, Socialismo o Muerte" trata de extenderse en Latinoamérica a los empellones de sus petrodólares en busca de algo que no pudo lograr Cuba a punta de fusil ni con sus "guerrilleros heroicos".





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