El Macho Camacho




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Domingo 22 de julio 2012


EL MACHO CAMACHO

Por Hernán Maldonado

En mayo pasado cumplió 50 años y a principios de año empezó a incursionar en la farándula. Es Héctor "Macho" Camacho, el púgil puertorriqueño que por largos años fue campeón mundial en varias categorías.

Tan famoso se hizo que en publicaciones deportivas el "Macho" figura como su verdadero apellido. Sin embargo su hijo, del mismo nombre y púgil sin mayor éxito, nunca quiso llevar el apodo.

El boxeador, en sus comienzos en el duro Harlem neoyorquino, se abría paso por el mundo a golpes de puño. Cuando descubrió que podía sacarle provecho a su violencia, se hizo millonario.

La fortuna le hizo una mueca tras su retiro y el "Macho" empezó a aparecer en las páginas rojas de los diarios.

Pero no es de éste ex boxeador que quiero escribir hoy, sino de un "sándwich" (lo pongo entre comillas porque no es tal) que ha sido puesto de moda en La Paz y que por el entusiasmo de sus cocineras está llamado a hacer historia.

El nombre siempre me llamó la atención porque me retrotraía a épocas de mi niñez cuando mi madre contaba de un tal Macho Camacho cochabambino a quien la familia no le dejaba salir de su casa para no asustar a los vecinos.

Hoy que veo al presidente Evo Morales fotografiado al lado del ex púgil Walter Tatake Quisbert, me imagino lo que habría sido el gigantón cochabambino, para los estándares bolivianos de comienzos del Siglo XX.

Como una de las leyendas señalaba que Cochabamba sólo conoció a su gigante cuando éste ya era de edad, me imagino que su apodo era "Machu", viejo, en quechua. ¿Sería verdad que se desayunaba con una docena de huevos y una arroba de papas?

Lo último que se supo del gigantón fue que un día estaba sobre una carreta tirada por caballos de un circo chileno que volvía a su país.

El mercado paceño reconstruido recientemente en las esquinas de la avenida Camacho y la calle Bueno, fue nominado en honor del militar y político boliviano Eliodoro Camacho.

Ahora el Macho Camacho es el nombre de un bocadillo con el que las caseras tratan de inmortalizar al viejo mercado enriqueciendo, de paso, la culinaria paceña.

No es propiamente un sándwich porque la marraqueta no podría contener el embutido de cebollas, carnes, tomates, pimentones, huevos, salchichas y locoto. El pan acompaña, aparte, al café. Las caseras dicen que los comensales más asiduos son aquellos que estuvieron de parranda la noche anterior.

La Paz, donde es una tradición el "sándwich de chola" ("señora de pollera", dicen plurinacionales quisquillosos), tiene una nueva oferta para contrarrestar la influencia "foránea" del "pique-a-lo-macho" y el "tranca-pecho", otras "delicias" que incendian la boca por lo picantes.

La culinaria boliviana, por lo menos del lado occidental, sigue siendo picante-dependiente. Y no es todo. Ya se anuncia el "Super Macho Camacho", con ají amarillo y queso… ¡A sacar los pañuelos!