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Viernes 28 de enero del 2011


INFORMES PRESIDENCIALES

Por Hernán Maldonado

Venezuela, Bolivia y Estados Unidos tienen en común que acaban Enero con los mensajes en los que sus presidentes rinden cuentas a sus compatriotas de la gestión que les cupo desempeñar en el año precedente.

Muchos dirán que es ocioso y tonto hacer comparaciones y les doy la razón. Estados Unidos es una potencia mundial donde la vigencia de la democracia no necesita estar siendo proclamada por Barack Obama. Así fue antes, así será mañana.

Cuando la noche del martes Obama dio cuenta del "Estado de la Unión" en el Capitolio estaban sentados indistintamente demócratas y republicanos sin que hubiera en el público una claqué adiestrada para aplaudir a la menor señal de un tirasaco o jalabolas.

La Cámara de Representantes ahora está dominada por la oposición pero ninguno de sus miembros estuvo presto a irrespetar al mandatario, ni éste desvió en ningún momento el tono conciliador con el que se dirigió a todos los representantes del pueblo.

Obama dijo lo que había hecho en el año y lo que le quiere hacer con la colaboración de demócratas y republicanos. Aunque el país se desangra en dos guerras y sólo en Afganistán gasta 120.000 millones de dólares anualmente, Obama no acudió al patrioterismo.

Su mensaje estuvo centrado en lo que el país debe hacer para salir de la crisis económica, de la necesidad de estrechar el gasto fiscal, de abrir caminos para que se vuelva competitivo y que sus habitantes estén seguros de que éste es el mejor país para vivir.

Empleó una hora, un minuto y 34 segundos para su alocución que terminó pasadas las 10 de la noche. Dos horas y media después gran parte de los diarios de alcance nacional ya tenían listas sus ediciones incluyendo el discurso completo de 6.936 palabras.

Unos días antes el teniente coronel Hugo Chávez Frias, en un reto desconsiderado para las vejigas de quienes acudieron a la Asamblea Nacional, se despachó con una perorata de 7,30 horas, pero no para rendir cuentas de lo que hizo el 2010, sino para hablar de lo que hará en el futuro, como si no estuviera ya en el poder 12 años y lo hubieran elegido ayer.

Sin embargo, después de mucho tiempo, Chavez fue elogiado porque habló de reconciliación y pidió que a sus opositores no se los considerara enemigos, sino adversarios políticos. El disfraz de cordero le duró 72 horas porque luego volvió a las andadas, al lenguaje habitual de odio y confrontación, de insulto, agravio y amenaza.

El presidente Evo Morales habló el 22 de enero y no habló de lo que hizo el último año, sino de los cinco desde que asumió el mando. Se confundió al pretender leer cifras que le dieron, insultó a un periodísta haciéndose el chistoso con su apellido alusivo a un animal y en la más torpe "broma" (así la describió el vocero presidencial) provocó la categórica respuesta de su colega Sebastián Piñera, quien le recordó que "Atacama es chilena y seguirá siendo chilena y no es broma". Esto resonó en el mundo más que la cháchara de las 3 horas y media.