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Martes 30 de junio de 1998


LA IMAGEN DE BOLIVIA EN EL SUELO

Por Hernán Maldonado
Especial para la Agencia de Noticias Fides


Miami – En el supuesto negado que el gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada no hubiera hecho nada por el país, lo que sus más empedernidos detractores jamás podrían negarle es haber puesto el nombre de Bolivia muy en alto donde cuenta, en el exterior.

A sólo días de que el actual gobierno del presidente Hugo Banzer Suárez cumpla su primer año en el poder, esa imagen se ha deteriorado con tan graves consecuencias para el futuro del país que hasta se piensa en la refundación del Ministerio de Informaciones.

Pero esa no es la solución. Con avisos en los periódicos, anuncios en las radioemisoras o "spots " televisivos, lo único que se hará es sangrar el tesoro general de la nación, dado que desde el propio gobierno se pone un empeño singular en transmitir un mensaje negativo.

Pocos meses después de asumir Banzer, en la más desafortunada de sus declaraciones dijo: "Aquí no se ha sembrado nada o dicha siembra fue una soberana mentira; si se sembró algo seguramente la semilla era muy mala porque no ha germinado y no estamos cosechando nada".

Si la percepción presidencial es cierta, entonces es hipócrita que, en las reuniones internacionales, sus representantes proclamen la estabilidad económica, juridica, la solidez democrática y el crecimiento razonable del país como atractivos principales para la inversión extranjera.

En Bolivia para nadie es un secreto el encono personal entre Banzer y Sánchez de Lozada, pero esa confrontación personal jamás debería afectar al Estado. Lamentablemente no es así y lo que el boliviano común y corriente percibe en la actualidad es que Banzer trata de destruir todo lo hecho por su predecesor.

Este clima interno, se acaba de reflejar donde más duele. En un artículo de The Wall Street Journal (esa especie de biblia del hombre de negocios mundial) el pasado 19 de junio se publicó un artículo en el que se habla de la inseguridad que transmite a los inversionistas el actual gobierno con su empeño en modificar las reglas establecidas en la gestión pasada.

Y no sólo las reglas, sino hasta en el cambio de funcionarios elegidos legalmente, como es el caso de los superintendentes, a los que ni siquiera se les da la oportunidad de acertar o equivocarse porque a un año de su gestión de seis ya están siendo echados.

La alarma de esta conducta de sólo cambiar por cambiar ya fue lanzada por el presidente español José María Aznar cuando en su visita a Bolivia "aconsejó" seguridad para las inversiones españolas. Estados Unidos, fue más allá y su embajadora Donna Hrinak firmó un documento en el que el gobierno garantiza la seguridad de las inversiones estadounidenses.

La inseguridad la provoca el mismo gobierno y no es pronunciando discursos, emitiendo comunicados o reviviendo el Ministerio de Información que mejorará la cosa. Los inversionistas no provienen de Irupana, Achocalla o Quillacollo.

La imagen internacional del país esta dañada.

Hace menos de un mes, Banzer pronunció en las Naciones Unidas un discurso para delinear la política central de su gobierno de sacar al país en los próximos cuatro años del circuito coca-cocaína. The Miami Herald, el periódico de mayor influencia en el sureste norteeamericano y con fuerte tiraje en Latinoamérica, dio más relieve a las intervenciones de los presidentes de México y Argentina. Es más, casi ni se dio por enterado de la participación de Banzer.

La actitud constrastó con el despliegue que le dio, más de media página, a la entrevista que le dedicó su editor Dave Lawrence a Sánchez de Lozada a fines de 1996.

En marzo, con motivo de la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile, Banzer pronunció un discurso inmediatamente de su llegada y la seriedad y alcance de su mensaje fue distorsionado por algo que parecía una pequeña travesura, pero que no era tal y contra la cual no se movió ni un dedo .

Los servicios de inteligencia y de relaciones públicas no funcionaron porque es inconcebible que se hubiera permitido el ingreso de un bufón argentino, por muy famoso que fuera, disfrazado de periodista, a quien le parecio "el de un heladero" el uniforme blanco del edecán presidencial. Las risas entre los presentes le quitaron solemnidad al mensaje que acababa de sembrar Banzer, a nombre de la nación, en territorio chileno.

Y no recordemos los insultos a Banzer de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Buenos Aires y de otras perlas que desde hace 11 meses contribuyen a desdorar la imagen que esforzadamente Bolivia ha estado construyéndose en el exterior.