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Domingo 10 de abril del 2016


GRAMUNT: ¿FELIZ EN LOS ANDES SIN EL CONDOR?

Por Hernán Maldonado

¡Hombre. Qué gusto de verte! Me dijo como saludo inicial mientras lo abrazaba en su silla de ruedas, frente a su computadora. Fue el pasado diciembre. Creía que lo iba a encontrar decaído, porque los años no pasan en vano. Me sorprendí al verlo. Está más entero que yo.

"Pues, aquí me ves, en mi silla de ruedas, pero trabajando", añadió. Bueno el leer periódicos, estar al día con las noticias, responder correspondencia es también un trabajo. Pero no. El anciano sacerdote jesuita está escribiendo otro libro. A los 93 años sigue en lo suyo.

Me muestra una serie de papeles, documentos, archivos que almacena en un estante al alcance de su mano y me revela: "Estoy escribiendo sobre Bakovic", el ilustre boliviano que un día dejó los honores de alto funcionario de un organismo internacional para regresar y dedicar todos sus esfuerzos por su país. Y así le fue.

José Maria Bakovic fue designado presidente del Servicio Nacional de Caminos y destituido de ese cargo para que el gobierno de Evo Morales pusiera en esa gallina de los huevos de oro a uno de sus "amarraguatos". Los conspiradores se valieron de "intrigas de gente de mala entraña, sin alma ni vergüenza ciudadana", hasta reventarle el corazón, como denunció Gramunt a la muerte del funcionario.

En estos días en que se revela en toda su crudeza la colosal corrupción en el gobierno de Morales, aquél vergonzoso hecho está casi olvidado, pese a toda la tragedia que involucró para un hombre el enfrentar una "sañuda persecución… durante largos y penosos años, porque él se había impuesto el deber de mantener su honor muy alto, como el más valioso patrimonio que podía legar a sus familiares".

La obstinada defensa de los Derechos Humanos, convirtió a Gramunt en un abanderado de causas como esta en Bolivia y creo que fue la razón por la que, a 64 años desde la llegada de su España natal, jamás a gobierno alguno se le ocurrió premiarlo con el Cóndor de los Andes, la máxima distinción de Bolivia a ilustres personalidades. Sus acertadas críticas siempre molestaron a los mandamases.

Cuando las universidades no enseñaban periodismo en Bolivia, la "Escuela Fides" formó a decenas de ellos, porque Radio Fides estuvo bajo su dirección por más de dos décadas. Fundó y dirigió por 50 años la Agencia de Noticias Fides, la más antigua y prestigiosa del país.

A lo largo de mis 60 años en el periodismo, abogué siempre porque una Bolivia agradecida le otorgase el Cóndor. Han pasado gobiernos populistas, de derecha e izquierda, dictaduras y democracias y nunca ocurrió ¿Por qué? Sencillamente porque Gramunt jamás se inscribió entre los llunkus (adulantes). El periodismo que enseñó y practicó fue como el majestuoso cóndor que se eleva por encima de Los Andes.

Además, si alguna vez lo hubiera recibido, quizás hoy lo devolvería al ver que la distinción se la entrega a cualquiera, sin merecimiento alguno, como acaba de ocurrir con el nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, sorprendido él mismo al ser "condecorado" por Morales (La foto de El Deber es digna de un Pulitzer) fuera del ritual protocolar.

Morales sembró Bolivia de canchas y no está mal. Se calcula que invirtió $360 millones en ello. ¿Pero el país tiene suficientes hospitales, escuelas?

Cuba en poco más de 10 años de su Revolución sorprendió en los Juegos Panamericanos de Cali al ocupar el segundo lugar en el medallero, sin tantas canchas. Bolivia en 65 años jamás ha ganado una medalla de oro y ya pasaron 10 años del proceso de cambio. Y no hablemos de Juegos Olímpicos. Y si de fútbol se trata… Bolivia anda cuesta abajo, pese a las canchas construidas por el presidente futbolista. ¡Felizmente no le dieron a Gramunt el Cóndor de Los Andes!