ESPAÑA EN LA CUSPIDE

Por Hernán Maldonado

El mundo estrenó este domingo en Sudáfrica un campeón mundial de fútbol y en mi más reciente artículo les prometí que les diría porqué desde un comienzo tuve la corazonada de que España alzaría el trofeo por primera vez en su historia.

Una de las principales es la mística de triunfo que cubre todo el deporte español por hazañas de sus ciclistas, basquetbolistas, motociclistas, automovilistas. Un claro ejemplo es el fervor que despiertan las actuaciones de Pau Gasol con su equipo de los Lakers. Para millones de aficionados el campeón de la NBA no es el quinteto de Los Angeles, sino España.

Si eso pasa con Gasol, ni qué decir de la pasión tras las actuaciones estupendas del mallorquín Rafael Nadal, multicampeón del tenis. Hace dos años España alcanzó el cielo con la conquista de la Eurocopa en fútbol. Lo hizo, con la estupenda generación de jugadores que acaba de cubrirse de gloria en Sudáfrica.

Hace un año permanecí en España por un par de meses y pude comprobar que los españoles le dedican tanto o mayor interés al deporte que a las cuestiones políticas, lo que se refleja en las páginas de los diarios, las revistas especializadas, y los múltiples programas de radio y televisión.

Muy pocos países pueden darse el lujo de incorporar a sus equipos de fútbol a astros de primer nivel sin importar el costo. España, además, promueve a sus nuevos valores y por eso aparecen astros como Pedrito, factor de triunfo ante Alemania y Holanda.

De cara al Mundial, dije a todo el que quisiera oirme que España ganaria porque su selección se basaba en el Barcelona con tres refuerzos del Real Madrid, los dos equipos emblemáticos del país. La gran ventaja es que sus hombres juegan juntos desde hace dos años, contrariamente a las otras selecciones reunidas a menos de 45 días del torneo.

Era un equipo que podía jugar a ciegas, con el añadido de contar con un mediocampo de lujo con Xavi e Iniesta, precisamente el hombre que selló el triunfo definitivo del 1-0 ante Holanda.

España contó, además, con un excelente Director Técnico que usó los hombres que debía y en el momento preciso, caso Navas y Fábregas o el desequilibrante Pedro en lugar del "Niño" Tórres. Vicente del Bosque es un gran estratega.

Todo esto me llevó a pronosticar que España sería el campeón y no me equivoqué. ¿Qué va a pasar ahora? Pues, nada. Pasada la euforia los problemas cotidianos volverán. Nos lo recordaron los catalanes el pasado fin de semana con su gigantesca marcha autonomista en Barcelona. Lo mostró Carlos Puyol en pleno estadio de Johannesburgo agitando la bandera regional... La vida sigue.