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Jueves, 14 de diciembre del 2017


EL MANOSEO DE LA CUESTION MARITIMA

Por Hernán Maldonado

Cuando aludo a este tema, tan sensible y caro a los bolivianos, siempre me pregunto si no me pongo en el papel de aguafiestas o del solitario pez que nada contra la corriente.

De una vez, debo volver a repetir lo que siempre he sostenido: La vuelta al mar solo será posible con la participación de Chile, Bolivia y Perú, porque es hasta aburrido repetir que por los tratados actuales, Chile encerró a Bolivia, pero la llave del candado lo tiene Perú. (Recuerden el “abrazo de Charaña” y lo qué pasó después).

Ante todas las expresiones de la “proximidad de recuperar la cualidad marítima”, los chilenos se “preocupan” de dientes para afuera, porque para La Moneda el asunto solo es removido por los gobiernos bolivianos para sacar provecho interno.

En los últimos años la cancillería boliviana ha manejado nuestros asuntos exteriores con excesiva negligencia e improvisación y paradójicamente apareció la demanda boliviana ante la Corte Internacional de Justicia para que se obligue a Chile a sentarse a negociar para tratar el tema.

¿Quién le calentó la cabeza al presidente Evo Morales? Difícil saberlo, pero el asunto no ocurrió de la noche a la mañana. ¿Recuerdan cuando Hugo Chávez expresó su deseo de “bañarse en una playa boliviana” sobre el Pacífico? Chile le enfrió los ánimos llamando a consultas a su embajador en Caracas.

Chávez, que apoyó a Morales con millones de dólares y que envió a centenares de asesores civiles y militares, muchos de los cuales todavía están en ese enorme bunker que construyeron en La Paz, tenía malos recuerdos de Chile, porque allí es donde el rey Juan Carlos lo mandó a callar en una Cumbre Iberoamericana.

Cuando la CIJ admitió la demanda boliviana, Morales derramó lágrimas, porque quizás estaba convencido que el organismo le había devuelto el mar a Bolivia… La euforia que se desató en el país fue fenomenal. A partir de entonces los medios oficiales agrandaron los alcances del fallo y el régimen manosea la idea de que los “bolivianos solo con Evo regresarán al mar…”.

No hay ocasión en que se desperdicie para alabar al hombre que “sentó” a Chile ante la CIJ y la cantaleta de Morales es que Bolivia, bajo su gobierno, “está cada día más cerca del mar”. Hasta inventó un viaje estos días al Vaticano para que el papa Francisco, en su visita a Chile el 2018, repita lo que dijo en La Paz al respecto.

La CIJ se toma su tiempo en estos casos. El litigio Colombia-Nicaragua duró 13 años y otro tanto el de China-Filipinas. Chile ya ha dicho que nadie le obligará a negociar. En el supuesto de que la CIJ fallará a favor de la demanda boliviana ¿Qué puede esperarse? A Colombia y China no les gustó el fallo y como el virrey Abascal, respecto a las Leyes de Indias hace 500 años, dijeron: “Se acata, pero no se cumple”.

El régimen de Morales, temeroso de que Carlos D. Mesa pudiera retarle en eventuales comicios presidenciales, ataca al vocero más autorizado de la causa marítima (para regocijo de La Moneda),. Un día lo destituye tácitamente y en otro lo confirma en el cargo.

Mesa, mientras sigue de vocero, piensa que Chile se sentará a negociar si la CIJ falla a favor de Bolivia. En septiembre del 2015 le entrevisté y me dijo: "Un eventual fallo de la Corte es vinculante y de cumplimiento obligatorio. si Chile es, como dice, una nación respetuosa de las instituciones internacionales, debiera cumplir ese fallo…” ¡Oigan chinos y colombianos!