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Domingo 23 de agosto del 2015


EL FEMICIDIO EN BOLIVIA

Por Hernán Maldonado

Aunque el feminicidio (neologismo que aún no ha sido reconocido por la RAE que prefiere el término uxoricidio) tiene alguna frecuencia en Bolivia, muy pocas veces causa conmoción social como la que vemos estos días tras la atroz muerte de Andrea Aramayo, arrollada por el vehículo que conducía su pareja sentimental, William Kushner.

Que yo recuerde, un caso análogo se produjo a mediados de la década del 50 cuando la bella Susana Valda, de las altas esferas sociales, fue sacada a empellones del Hotel Sucre, en La Paz, por su pareja Hugo Patiño del Valle, y en la tarde apareció muerta en su domicilio de Calacoto con dos disparos.

Las estadísticas demuestran que solo en lo que va del año, 51 mujeres han sido asesinadas por sus esposos o parejas (21 de ellas en Cochabamba), pero en ningún caso despertaron el interés mediático como ahora. Quizás se deba a la posición social de Kushner y Aramayo. No se trata, pues del indiecito bruto ni la cholita abusada de El Alto o la campiña cochabambina.

La familia de la víctima (como la de Susana Valda) pide a las autoridades a “no dejarse influir por el poder político y económico” de Kushner. Ojalá, digo yo, porque a Patiño del Valle sólo lo encarcelaron por 6 meses ya que el fiscal Camilo Marín lo acusó sólo de “lesiones graves”, pese a que la “suicidada” presentaba dos heridas de bala, en el pecho y la cabeza.

Pasaron 60 años del caso Valda-Patiño del Valle y todo sigue igual pese a la proliferación de organismos defensores de los derechos de la mujer. El presidente Evo Morales contó que hace unos años vio en la calle que un hombre golpeaba a su esposa. Quiso intervenir, pero la mujer le dijo: ¡No se meta. Que me pegue. Para eso es mi marido!

Lo que contó Morales como testigo de primera mano no es mentira, porque en muchas obras costumbristas de escritores bolivianos, se revela que, especialmente en los sectores populares, las golpizas de sus maridos a su mujeres son consuetudinarias. A la inversa es fenómeno rarísimo.

¿Bolivia un país de machistas? El propio Morales se burla de las mujeres. En los carnavales de hace 3 años cantó públicamente coplas ofensivas. Una de ellas decía: Bartolina Sisa (heroína indígena en el Coloniaje) tiene mucha fama, por eso la llevo, directo a la cama”. Otro verso decía: Este presidente, de buen corazón, a todas sus ministras les quita el calzón”.

Todos los versos eran machistas, groseros y sin ningún respeto, proferidos desde las afueras del Palacio de Gobierno y en cadena nacional de radio y televisión.

Al comenzar su primer gobierno su lema era “Evo cumple”. En una visita al Chapare cochabambino dijo que muchas mujeres estaban embarazadas y que orgullosas habían escrito en sus abultados vientres el lema suyo. El 2012, en una visita a un centro petrolero en Chimoré, groseramente preguntó a dos azafatas si eran “perforadoras o perforadas”, a lo que las pobres obreras sobreponiéndose a la ofensa le dijeron: “somos petroleras”.

Y el “ejemplo” parece que cunde. El anciano alcalde de Santa Cruz, Percy Fernández, besuquea sin permiso a muchachas que están a su alcance y a otras las manosea lujuriosamente. El 2014 le agarró de una pierna a una periodista casada, cuyo esposo amenazó con enjuiciarlo, pero…

Y a propósito, la prensa y las feministas ahora iracundas con Kushner, ¿protestaron vigorosamente contra Morales, Fernández y otros machistas? O es que también (como aquél fiscal Marín) se arrodillaron ante el poder político y económico? ¡Recuérdenmelo por favor!

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