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Domingo 11 de mayo del 2008


EEUU RUMBO AL "CAMBIO"

Por Hernán Maldonado

La magia de la palabra "cambio", manoseada por políticos que encandilan desde hace años al electorado latinoamericano, llega con inusitada fuerza a Estados Unidos y a menos que ocurra algo imprevisto el candidato del Partido Demócrata, y quizás próximo presidente, será el senador afroamericano Barack Obama.

Su rival a la nominación, la ex primera dama Hillary Clinton se niega a abandonar la carrera aunque su nave se queda sin combustible y hace aguas por todos lados. Aparentemente quiere mostrar fortaleza, pero su empeño podría estar socavando los posibilidades de que su partido desaloje en noviembre a los republicanos de la Casa Blanca.

Algunos analistas estiman que los demócratas, con otro candidato, triunfarian sin problemas en los comicios presidenciales, porque George W. Bush ha encabezado un gobierno incapaz, al punto que jamás un presidente de Estados Unidos ha tenido tan bajos índices de aceptación popular.

Clinton y Obama tratan de hacer historia porque nunca el país ha tenido un jefe de estado mujer o negro. Esto que es una muestra de la solidez de la democracia estadounidense, tiene actualmente matices especiales al interior de los demócratas.

Tan pugnaz es el duelo Clinton-Obama que algunos analistas piensan que cualquiera sea el nominado arrastará plomo en el ala. Si gana Hillary, no será precisamente por una mayoria de los delegados elegidos en voto popular, sino por el apoyo que puedan darle los superdelegados, esas vacas sagradas del partido que tienen asegurado su voto en la convención. Esto molestaria muchísimo a las bases negras que mayoritariamente respaldan a Obama y a esos abstencionistas crónicos que ahora quieren votar atraidos por el "cambio".

A la inversa, si el nominado es Obama no habrá tiempo para que cicatricen sus heridas los aliados de Hillary, por más que ésta haya prometido que, si pierde, trabajará por la candidatura del senador. Estas perspectivas preocupan hondamente a los dirigentes del partido, porque de la virtual división demócrata, el beneficiado será el republicano John McCain.

Obama ni Hillary alcanzarán la cifra mágica de 2.025 delegados para asegurarse la nominación directa. Entre los casi 800 superdelegados, hace cuatro meses Obama tenía una desventaja de 64 contra 173. Hoy Hillary tiene 272 contra 275. Obama tiene mucho dinero por los aportes de gentes humildes esperanzadas en el "cambio". Clinton está rascando ya de su propio bolsillo. Le prestó al partido algo más de seis millones de dólares.

Hillary, cuando su esposo asumió la presidencia, apareció con ideas de gobierno novedosas, pero poco a poco fue apabullada por un machismo que los estadounidenses suelen achacarnos a los hispanos. Tan brutal fue la campaña que hasta hubo quien propuso que no debía salir de la cocina y dedicarse a hacer galletitas en lugar de querer reformar el anacrónico sistema de la salubridad en el país.

Quizás acordándose de aquello ahora no quiere dar su brazo a torcer. Su rival, por su parte, pese a su relativa juventud e inexperiencia, se ha mostrado como un hábil organizador y sorteó con relativo éxito enormes contratiempos, como el estar muy ligado al pastor evangélico Jeremiah Wright quien, entre otras sandeces, proclama que EEUU se merecía los atentados del 11 de septiembre.

"El Kennedy negro", como lo llaman algunos de sus entusiastas seguidores, promete un "cambio" en las políticas del país. La palabrita resultó ser mágica para políticos como los Kirchner, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y hasta el mismísimo ex obispo Fernando Lugo se vistió de ella para ganar hace pocas semanas en Paraguay.





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