Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 23 de diciembre del 2007


LA DIPLOMACIA DE LAS PELOTAS

Por Hernán Maldonado

La "diplomacia de los pueblos", con la que Evo Morales nos prometió conducir nuestras relaciones internacionales está diluyéndose paulatinamente ante la "diplomacia de las pelotas", inaugurada por el mandatario en Chile cuando prefirió ir a jugar un partido de fútbol en lugar de asistir a una banquete en la Cumbre Iberoamericana.

Me parece oportunísimo el cambio de estrategia ahora que la FIFA descarta virtualmente a La Paz, Oruro y Potosí como sedes de partidos internacionales por su altitud sobre el nivel del mar. Morales anuncia a Pelé y Diego Maradona como sus eventuales embajadores-estrella para que el organismo mundial eche atrás su antidemocrática decisión.

La "diplomacia de las pelotas" logró ya un pequeño triunfo cuando la Confederación Sudamericana de Fútbol, vía Federación Boliviana, aprobó que, no obstante la decisión de la FIFA, los equipos paceños, orureños y potosinos serán huéspedes de la Copa Libertadores y en la Copa Sudamericana. Por lo menos para éste año.

Lo que no sabemos es si este nuevo enfoque de relacionarnos con el mundo funcionará para otras cosas más importantes, como el de recomponer nuestras relaciones con EEUU, abrirnos a mayores mercados, atraer inversiones, el ponerle freno al descarado intervencionismo venezolano en nuestros asuntos internos y para la recuperación de nuestra cualidad marítima.

Quizás el régimen masista en algún momento decidirá volver a la diplomacia tradicional dejándose de estupideces que suenan atractivas a las masas simplistas pero que no nos dejan ningún resultado positivo como país.

Precisamente en estos días en que la televisión mundial hace sus resúmenes del año, el horror ha vuelto a dibujarse en millones de telespectadores. Bolivia pareciera habitada por unos hombres incivilizados, semisalvajes que se solazan degollando perros en la plaza pública, demostrando que así harán con sus enemigos políticos.

En la televisión de EEUU el presentador advierte al público que "alejen a los niños de sus televisores, porque las imágenes que van a presenciar son realmente fuertes..." Son los "ponchos rojos" de Achacachi, el brazo armado del actual régimen boliviano, los que hacen la obscena ostentación de fuerza.

Hasta ahora no he visto que ningún diplomático masista salga a refutar esa versión de que los bolivianos vivimos aún como semisalvajes. El sanguinario hecho parece estar por encima de cualquier capacidad analítica para explicarlo. Mucho camisión para Petra, pues.

El degüello de los perros en Bolivia, además, sirve estos días como transfondo al proceso penal ordenado por el juez Nelson Canabal Pérez en Bayamón, Puerto Rico, contra Juan Diaz y dos de sus empleados, a quienes se acusa de haber liquidado a decenas de perros arrojándolos desde el Puente Indio de la Vega Bajo.

Diaz era un subcontratista de la alcaldia de Barceloneta, a 58 kilómetros de San Juan, encargado de recoger a perros callejeros y su expeditivo método para deshacerse de los animalitos ha causado horror en América y Europa.

La agencia Associated Press descubrió, además, que la compañía de Diaz se deshacia de decenas de los animales enterrándolos aún con vida o abandonándolos a su suerte en apartados parajes. El juez Canabal Pérez citó a la primera audiencia el 4 de enero. En Bolivia ningún fiscal o juez se dio por enterado de lo que hicieron los ponchos rojos. ¿La justicia de las pelotas? No sé, digo yo.





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