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Domingo 25 de octubre del 2015


BOLIVIA EN MANOS DEL CASTRO-CHAVISMO

Por Hernán Maldonado

Evo Morales celebró con bombos y platillos el haber superado el récord de permanencia en el poder, que ostentaba el glorioso Mariscal Andrés de Santa Cruz desde 1836. En los agasajos no apareció en ninguna parte Julio Montes, el venezolano artífice de mantenerlo en el poder por órdenes de Hugo Chávez.

Montes, que el 2009 dejó el cargo de embajador en Bolivia sin que haya vuelto a la política en su país, es un próspero empresario. Hace rato que dejó de ser el cabecita caliente que junto con Elías Jaua, actual capo del chavismo, se rebelaba en las calles de Caracas contra los gobiernos democráticos como miembro del grupo Bandera Roja.

Los 3 primeros años del gobierno de Morales fueron los más difíciles y Chávez abiertamente amenazó con intervenir en Bolivia si Morales era derrocado. El sátrapa venezolano financió el acceso al poder de Morales, con el asesoramiento político del castrismo. Chávez necesitaba aliados en su empeño de convertirse en “líder mundial”. (Por eso la compra de votos en la OEA de los países-islas a través de PetroCaribe y su descarada intervención en Honduras y la bronca que le causó la defenestración de Fernando Lugo, en Paraguay).

Chávez no solo obsequió $30 millones a Morales en cadena nacional de TV el día en que el boliviano lo visitó en Caracas, sino que mandó decenas de millones para desbaratar cualquier intento para derrocarlo. El portal Bolivia Primera Plana, en una nota de junio del 2008, reveló que la embajada venezolana disponía de $67 millones, y que $150 millones ya habían sido distribuidos por el gobierno de La Paz.

El sitio precisaba que Montes manejaba la agenda de Morales a través del ministro Juan Ramón de la Quintana. Eran los años en que el primer círculo de seguridad de Evo estaba a cargo de militares venezolanos. Hasta los pilotos de sus 2 helicópteros donados por Chávez eran venezolanos. El servició de inteligencia era cubano, en concomitancia con sus socios venezolanos.

Cuando ese servicio detectó cierto malestar militar, Chávez regaló $5 millones (el anuncio fue hecho por Morales) destinado a la refacción de instalaciones militares y a mejorar la atención de soldados y oficiales.

Pero no solo se trataba de la cuestión financiera. Varios departamentos estaban en manos de la oposición y el chavismo ideó la captura de esos gobiernos provinciales mediante sangrientos ardides, como la masacre de El Porvenir, en Pando, que terminó con el encarcelamiento del prefecto Leopoldo Fernández.

El formidable movimiento opositor en Santa Cruz fue tildado de separatista por el castro-chavismo que urdió (como se está revelando paulatinamente) una mortal estratagema que acabó con la vida de 3 extranjeros en el Hotel Las Américas, supuestamente sobornados por los “separatistas” para matar a Morales. Lo extraño fue que antes de que se supiera lo ocurrido aquella madrugada en Santa Cruz, en Caracas Morales informó con detalles el frustrado “magnicidio”. Resultado: decenas de opositores presos, exiliados.

Lo ocurrido en Pando, en Santa Cruz, y después en Tarija, en el Beni, son copias exactas de los procedimientos que vivió la oposición cubana dentro y fuera de la isla en los años 70 (ola de asesinatos en Miami) y de lo ocurrido en la Venezuela chavista en estos 16 años.

Hace algunos años la embajada venezolana en La Paz ocupaba una modesta residencia en la plaza Isabel La Católica. Chávez construyó un edificio que compite con el de la embajada americana. Hoy allí trabajan casi 300 individuos. Son los que gobiernan Bolivia. Por eso es que Morales ocupa su tiempo jugando fútbol (viajó hace 2 semanas a Buenos Aires para un partido con Daniel Scioli, candidato de CristinaK) o se dedica a viajar. En esto sí que ha superado no el récord de Santa Cruz, sino el de todos los presidentes bolivianos juntos desde 1825.

Entretanto Montes, el viejo camarada de Jaua, acaba de ser nombrado vicepresidente de Ferroviaria Andina cuyo mayor accionista es su compatriota multimillonario Carlos Gill (de quién no se tienen muchas referencias en Venezuela), que actualmente tiene también en sus manos la Ferroviaria Oriental, bancos, y varios medios de comunicación, entre ellos el diario La Razón y la cadena de televisión ATB.